Hola de nuevo
Lo prometido es deuda y vamos a hablar de cada uno de los lugares que hemos visitado en Madrid. Hoy le toda el turno al Museo del Romanticismo.
Lo prometido es deuda y vamos a hablar de cada uno de los lugares que hemos visitado en Madrid. Hoy le toda el turno al Museo del Romanticismo.
El museo
debe su existencia a Benigno de la Vega-Inclán, marqués de la Vega-Inclán,
filántropo y mecenas que vivió durante la segunda mitad del siglo XIX y primera
del siguiente, fundador asimismo del Museo de El Greco de Toledo y del Museo
Casa de Cervantes de Valladolid. En 1921, hizo donación al Estado español de
parte de sus pertenencias con el objetivo de que constituyeran una colección
estable abierta al público. La institución tomó el nombre de Museo Romántico
precisamente por tratar de preservar la memoria del Romanticismo español, una
etapa de grandes logros literarios y artísticos a nivel nacional, y que coincide en gran medida con el reinado de Isabel II. Se eligió como sede el céntrico
palacio del marqués de Matallana, que ya había albergado anteriormente otras
actividades patrocinadas por el marqués. Es un ejemplo representativo de vivienda noble en la capital madrileña, presentando elementos muy comunes , como el amplio portón de entrada formado por sillares de granito, ventanales con balcón de forja en el piso noble, o la techumbre abuhardillada. El arquitecto, Manuel Martín Rodríguez (sobrino del célebre Ventura Rodríguez), mantuvo algunos recuerdos barrocos en la composición de la fachada, con marcos ligeramente quebrados en el primer piso; predominan sin embargo la severidad y simetría propias del Neoclasicismo que triunfaba en esa época. El museo fue inaugurado en el año
1924.
La
colección, integrada en principio por "pinturas, mobiliario y
ajuares", fue ampliándose mediante donaciones, adquisiciones y legados,
de modo que actualmente posee fondos de muy diversa índole, desde objetos de
uso cotidiano hasta pintura religiosa, fotografía o miniaturas. Especialmente
importante en este capítulo de acopio de fondos fue la época inmediatamente
posterior a la Guerra civil, gracias a la Comisaría General del Servicio de
Defensa del Patrimonio Artístico Nacional, creada para evitar el expolio
artístico durante la guerra. Este organismo enriqueció el museo mediante un
depósito que complementaba la colección inicial del marqués de forma sustancial.
El museo
se concibió no como una mera exposición de objetos sino con la intención de que
mediante la recreación del ambiente, el visitante se sintiera transportado a la
época romántica, llegando a adquirir gran renombre precisamente por la
fidelidad, exactitud y autenticidad con que presentaba ese ambiente
decimonónico, y por su carácter íntimo y recoleto, alejado del concepto de
museo-espectáculo de masas que se puso de moda a finales del siglo XX.
En el
año 2001, el museo fue cerrado al público para acometer mejoras necesarias acordes con los criterios museográficos propios del siglo
XXI. La reforma comprendió la rehabilitación total del inmueble, así como la
creación de servicios básicos para el visitante, y una nueva presentación de
las colecciones, procurando mantener el espíritu de casa-museo.. Una vez concluidas las obras, en el año 2009, la
institución abrió de nuevo sus puertas, cambiando también la denominación
tradicional por la de Museo Nacional del Romanticismo.
El museo
divide sus fondos en los apartados de pintura, miniatura, estampa, artes
decorativas (muy relevante en este campo la colección de cerámica, abanicos y
litofanías), mobiliario, fotografía y dibujo (debidos a José de
Madrazo, entre otros).
Uno de
los campos que más fama le han dado al museo es su excelente galería pictórica,
en la que están representados los artistas más relevantes del siglo XIX
español, sobresaliendo un excelente cuadro de Francisco de Goya, San Gregorio
Magno. Pertenecía a un grupo de cuatro pinturas sobre santos pintado por Goya,
del cual un San Jerónimo se conserva en el Museo Norton Simon de Pasadena (Estados
Unidos)
También, entre otros muchos, Vicente López Portaña, los paisajistas
Carlos de Haes, Jenaro Pérez Villaamil y Luis Rigalt, Valeriano Domínguez
Bécquer (hermano de Gustavo Adolfo Bécquer), Antonio María Esquivel, Carlos Luis
de Ribera, José Gutiérrez de la Vega, Federico de Madrazo o Leonardo Alenza,
con una de las pinturas icónicas del Romanticismo, la Sátira del Suicidio. Otra
pintura de cierta fama es un retrato del político Godoy pintado por Antonio
Carnicero.
En junio
de 2011, el Ministerio de Cultura ha incorporado a la colección un Retrato de
Isabel II pintado por Federico de Madrazo en 1849.
En el
capítulo de mobiliario, son destacables varios objetos que pertenecieron al rey
Fernando VII, entre ellos un curioso retrete. No podía faltar en el museo el
recuerdo de uno de los máximos literatos que dio la época: Mariano José de
Larra, exhibiéndose algunas de sus pertenencias personales y uno de los
retratos más famosos que de él se conservan.
1 comentario:
Muy bien Jefa, así "remachamos" lo visto en el museo. Una vez más gracias por tratar a La Peña con tanto esmero.
RR
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