jueves, 4 de junio de 2015

Museo del Romanticismo (Madrid)

Hola de nuevo
Lo prometido es deuda y vamos a hablar de cada uno de los lugares que hemos visitado en Madrid. Hoy le toda el turno al Museo del Romanticismo.


El museo debe su existencia a Benigno de la Vega-Inclán, marqués de la Vega-Inclán, filántropo y mecenas que vivió durante la segunda mitad del siglo XIX y primera del siguiente, fundador asimismo del Museo de El Greco de Toledo y del Museo Casa de Cervantes de Valladolid. En 1921, hizo donación al Estado español de parte de sus pertenencias con el objetivo de que constituyeran una colección estable abierta al público. La institución tomó el nombre de Museo Romántico precisamente por tratar de preservar la memoria del Romanticismo español, una etapa de grandes logros literarios y artísticos a nivel nacional, y que coincide en gran medida con el reinado de Isabel II. Se eligió como sede el céntrico palacio del marqués de Matallana, que ya había albergado anteriormente otras actividades patrocinadas por el marqués. Es un ejemplo representativo de vivienda noble  en la capital madrileña, presentando elementos muy comunes , como el amplio portón de entrada formado por sillares de granito, ventanales con balcón de forja en el piso noble, o la techumbre abuhardillada. El arquitecto, Manuel Martín Rodríguez (sobrino del célebre Ventura Rodríguez), mantuvo algunos recuerdos barrocos en la composición de la fachada, con marcos ligeramente quebrados en el primer piso; predominan sin embargo la severidad y simetría propias del Neoclasicismo que triunfaba en esa época. El museo fue inaugurado en el año 1924.



La colección, integrada en principio por "pinturas, mobiliario y ajuares", fue ampliándose mediante donaciones, adquisiciones y legados, de modo que actualmente posee fondos de muy diversa índole, desde objetos de uso cotidiano hasta pintura religiosa, fotografía o miniaturas. Especialmente importante en este capítulo de acopio de fondos fue la época inmediatamente posterior a la Guerra civil, gracias a la Comisaría General del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional, creada para evitar el expolio artístico durante la guerra. Este organismo enriqueció el museo mediante un depósito que complementaba la colección inicial del marqués de forma sustancial.


El museo se concibió no como una mera exposición de objetos sino con la intención de que mediante la recreación del ambiente, el visitante se sintiera transportado a la época romántica, llegando a adquirir gran renombre precisamente por la fidelidad, exactitud y autenticidad con que presentaba ese ambiente decimonónico, y por su carácter íntimo y recoleto, alejado del concepto de museo-espectáculo de masas que se puso de moda a finales del siglo XX.


En el año 2001, el museo fue cerrado al público para acometer mejoras necesarias  acordes con los criterios museográficos propios del siglo XXI. La reforma comprendió la rehabilitación total del inmueble, así como la creación de servicios básicos para el visitante, y una nueva presentación de las colecciones, procurando mantener el espíritu de casa-museo.. Una vez concluidas las obras, en el año 2009,  la institución abrió de nuevo sus puertas, cambiando también la denominación tradicional por la de Museo Nacional del Romanticismo.

El museo divide sus fondos en los apartados de pintura, miniatura, estampa, artes decorativas (muy relevante en este campo la colección de cerámica, abanicos y litofanías), mobiliario, fotografía y dibujo (debidos a José de Madrazo, entre otros).

Uno de los campos que más fama le han dado al museo es su excelente galería pictórica, en la que están representados los artistas más relevantes del siglo XIX español, sobresaliendo un excelente cuadro de Francisco de Goya, San Gregorio Magno. Pertenecía a un grupo de cuatro pinturas sobre santos pintado por Goya, del cual un San Jerónimo se conserva en el Museo Norton Simon de Pasadena (Estados Unidos)
.

También, entre otros muchos, Vicente López Portaña, los paisajistas Carlos de Haes, Jenaro Pérez Villaamil y Luis Rigalt, Valeriano Domínguez Bécquer (hermano de Gustavo Adolfo Bécquer), Antonio María Esquivel, Carlos Luis de Ribera, José Gutiérrez de la Vega, Federico de Madrazo o Leonardo Alenza, con una de las pinturas icónicas del Romanticismo, la Sátira del Suicidio. Otra pintura de cierta fama es un retrato del político Godoy pintado por Antonio Carnicero.

                                                     
En junio de 2011, el Ministerio de Cultura ha incorporado a la colección un Retrato de Isabel II pintado por Federico de Madrazo en 1849.

En el capítulo de mobiliario, son destacables varios objetos que pertenecieron al rey Fernando VII, entre ellos un curioso retrete. No podía faltar en el museo el recuerdo de uno de los máximos literatos que dio la época: Mariano José de Larra, exhibiéndose algunas de sus pertenencias personales y uno de los retratos más famosos que de él se conservan.

 Y ahora unas fotos de nuestra cosecha realizadas en la visita y que muestran el soberbio jardín romántico con que cuenta el museo.




Espero que disfrutéis recordando la visita a los que estuvisteis y que os haya resultado interesante y despertado las ganas de visitarlo a los que no estuvisteis.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bien Jefa, así "remachamos" lo visto en el museo. Una vez más gracias por tratar a La Peña con tanto esmero.
RR