lunes, 24 de noviembre de 2014

Javier Cercas y "El Impostor"

Como anunciamos la semana pasada, el viernes día 21 tuvimos la ocasión de participar en un encuentro con el escritor Javier Cercas, organizado por el Centro Andaluz de las Letras.


Fue una agradable velada en la que nos habló de su última novela "El Impostor" y del resto de su obra.
Para nuestro Club de Lectura su obra tiene bastante interés puesto que todas sus novelas
 hablan de hechos históricos y están enmarcadas dentro de acontecimientos históricos relevantes.
Pudimos comprobar que se trata de una persona muy cercana y un conversador muy ameno, (nos quedamos con ganas de más), además de conocer aspectos de su obra desconocidos hasta ahora y que solo te los puede proporcionar la visión directa del autor.
Nuestra enhorabuena a Javier Cercas por su obra, su humanidad y su cercanía y al Centro Andaluz de las Letras, las gracias  por darnos la oportunidad de participar en eventos como éste. ¡Gracias!

jueves, 20 de noviembre de 2014

Encuentro con Javier Cercas

El próximo viernes día 21 de noviembre asistiremos en el teatro Cánovas de Málaga al encuentro que el escritor Javier Cercas tendrá con los Clubes de Lectura de la provincia.


El encuentro tendrá lugar a las 5.30 de la tarde y saldremos de Fuengirola,  desde Mercacentro a las 4.15 en el autobús que El Centro Andaluz de las Letras a puesto a nuestra disposición.
¡Nos vemos el viernes!

viernes, 7 de noviembre de 2014

Conmemorando la Primera guerra Mundial con recuerdos

Hola a todos
Recientemente hemos querido conmemorar la Primera Guerra Mundial en una de nuestras reuniones semanales aportando algunos de nosotros objetos pertenecientes a ese momento histórico, como casquillos de obuses a los que unas manos expertas le dieron un concienzudo tallado para convertirlos en jarrones para flores, postales que los soldados enviaban desde el frente a sus novias, a sus familias o a sus madrinas de guerra, una bayoneta, el casco de un soldado alemán, diversas medallas al mérito en la batalla tanto alemanas como francesas, un kit de supervivencia, fotografías de la época, etc.
Además acompañamos el conjunto con algunos libros y películas sobre la guerra.
He aquí unas fotos de los mismos.



La música y la Primera guerra Mundial

Hola a todos.
En nuestra reunión semanal de ayer miércoles tuvimos la ocasión de asistir a la exposición de nuestro compañero Rafael Reina sobre la música y la Primera Guerra Mundial.
La música proporciona diversión y descanso, es necesaria en la guerra y en los tiempos de paz, produce efectos religiosos y morales; tranquiliza las mentes, ennoblece el carácter. La música nos proporciona placer, nos deleita y estimula nuestras emociones.
En tiempos de guerra todo ello se acrecienta. Puede ser una válvula de escape tanto para los civiles como para los soldados.
Vamos a ocuparnos de algunas de las canciones que surgieron a raíz de la Primera Guerra Mundial; canciones que se hicieron muy populares entre las tropas y la población civil –la mayoría de las cuales nada (o poco) tenían que ver con la música militar– y cuyos temas hablaban de la nostalgia, la familia, el hogar, la novia que uno había dejado, su pueblo…
Comenzamos así con una canción francesa que se estrenó poco antes de estallar la guerra europea: Quand Madelon (1914, letra de Louis Bousquet y música de Camille Robert). Quand Madelon describe cómo coqueteaban los soldados con una joven camarera y fue  un gran éxito de Charles-Joseph Pasquier, conocido como Bach y que fue uno de tantos “cómicos troupiers” que actuaban por diversas ciudades y que al comenzar la guerra pasaron a hacerlo ante los soldados. La escuchamos en una grabación suya de 1919 en este vídeo con imágenes de la guerra y de Bach .

Muchas de estas canciones eran melodías populares que los soldados llevaban en su equipaje emocional. Tipperary es un municipio irlandés que en la actualidad cuenta con unos cinco mil habitantes. Jack Judge, un cantante de Music-hall originario de dicha localidad, compuso en 1912, junto con Harry Williams y como homenaje a la misma, It’s A Long Way To Tipperary (Es un largo camino hasta Tipperary).- Al estallar la guerra el Séptimo Batallón del Regimiento Connaught Rangers del Ejército Británico –formado sobre todo por irlandeses y estrechamente ligado a Tipperary, donde parte del regimiento estuvo acuartelado entre 1908 y 1910– la tomó como una especie de himno y la popularizó hasta el punto que otras unidades del ejército británico hicieron lo mismo. Ello fue posible, en parte, al corresponsal del Daily Mail, George Curnock, que habló de ello en el diario. Sucedía esto en agosto de 1914 y en noviembre del mismo año la canción era grabada por el tenor John Mc Cormack, llegando así a todo el mundo y convirtiéndose en una de las canciones más populares de la época (posiblemente porque no era una típica canción de guerra). Escuchemos la versión de Mc Cormack.

La guerra avanzaba y mostraba ser la más brutal y mortífera de cuantas habían tenido lugar a lo largo de la historia. Los desastres de la guerra hacían mella, cada día más, entre los soldados y la población civil. Una de las batallas más sangrientas y de mayor duración (julio-noviembre de 1916) fue la del Somme (Francia), en la que las tropas anglo-francesas derrotaron a las alemanas tras sufrir el ejército británico una de sus mayores pérdidas de hombres. Solo el primer día, el 1 de julio, este tuvo que contabilizar nada menos que 57.740 bajas (19.240 de ellas mortales).
En este contexto, Dòmhnall Ruadh Chorùna, un soldado escocés que combatía en el ejército británico compuso en el mismo frente de batalla, para su novia, una de las canciones más populares en gaélico escocés: An Eala Bhàn (El cisne blanco), una canción de amor en la que le dice que no deja de pensar en ella a pesar de la brutalidad del momento (“Estoy cegado por el humo, / mis oídos están ensordecidos  por el rugir de los cañones”). Dòmhnall Ruadh Chorùna –también conocido como Donald MacDonald– resultó malherido en la batalla del Somme, pero sobrevivió a la guerra. La versión que incluimos corre a cargo de Julie Fowlis, intérprete de música celta originaria de Escocia que canta principalmente en gaélico escocés.

El horror de la guerra acrecentó el antimilitarismo, activo desde el inicio de la conflagración incluso en países que, en un principio, no participaban en ella, como es el caso de Estados Unidos. Aquí –y en Gran Bretaña y Australia, que ya estaban en guerra– se hizo muy popular la canción I Didn’t Raise My Son to be a Soldier (No crié a mi hijo para ser un soldado): “No crié a mi chico para ser soldado, / lo traje al mundo para mi orgullo y alegría. / ¿Quién es nadie para ponerle un fusil al hombro / para disparar contra el querido hijo de otra madre? /  No habrían guerras hoy en día / si todas las madres dijesen: / Yo no crié a mi chico para ser soldado.

 I Didn’t Raise My Son to be a Soldier sonó de nuevo con fuerza entre los movimientos de oposición a la guerra del Vietnam en Estados Unidos. Compuesta por Al Piantadosi (música) y Alfred Bryan (letra), fue grabada por los Peerless Quartet a finales de 1914. Esta es su versión.


Hubo, naturalmente, infinidad de melodías –marchas, himnos– que, ante todo, enaltecían el ánimo. Algunas de ellas fueron compuestas por músicos militares. Es el caso de la conocida Marcha del coronel Bogey, famosa por ser parte de la banda sonora de El puente sobre el río Kwai. Se compuso en 1914 por el entonces teniente F. J. Ricketts (bajo el seudónimo de Kenneth J. Alford), director de banda del ejército británico. Vamos con la versión original .

Otra marcha patriótica de gran ascendencia entre los soldados y la población civil rusa es El adiós de Slavianka ( Slavianka significa ‘mujer eslava’).- Aunque escrita con anterioridad al inicio de la guerra, en 1912, por el compositor Vasily Agapkin (militar director de orquesta) en honor a las mujeres búlgaras cuyos maridos partieron al frente en la Primera Guerra de los Balcanes, fue durante el conflicto cuando alcanzó enorme notoriedad al ser la canción con que los soldados rusos solían despedirse de los suyos para marchar al frente. En el siguiente vídeo –subtitulado al español– es interpretada por los cantantes rusos Zara y Dmitri  Pevzov.

Las marchas de las potencias centrales presentaban un carácter mucho más marcial. Prueba de ello es esta Die blauen Dragoner, marcha compuesta por Hans Hertel (música) y G.W. Harmssen (letra) en los momentos inciales de la contienda para el  regimiento “dragones azules” del ejército alemán, que posteriormente sería utilizada y popularizada por las SS. “Los dragones azules cabalgan. / (…) las bandas tocan / marchas con fanfarrias / cuyo sonido sube hasta las pálidas colinas”.


Ahora un tema del último país que entró en la guerra, Estados Unidos. Lo hicieron en abril de 1917 y su intervención resultó decisiva. Una de las melodías más populares de aquel año fue Over here, over there, canción de propaganda pensada para animar a los jóvenes estadounidenses a alistarse en el ejército y luchar contra el “Hun” (el Huno), como despectivamente llamaban a los alemanes.
Fue compuesta por George M. Cohan, actor, cantante, bailarín, autor, compositor, productor, empresario teatral, director y coreógrafo conocido como ‘El amo de Broadway’. En el vídeo que sigue escuchamos a Nora Bayes, popular cantante y actriz de la década de 1930, en la versión original de 1917.
La canción fue un éxito y en 1936 Roosevelt condecoró a Cohan con la Medalla de Oro del Congreso. La canción se utilizó también durante la Segunda Guerra Mundial.

La Varshavianka ( La varsoviana) es una canción revolucionaria de polacos contra el imperio zarista ruso  que luego tomaron los bolcheviques. Compuesta en 1883 por el poeta polaco Waclaw Swiecki .-En España los anarquistas se apropiaron del himno y lo llamaron A las barricadas.

Lili Marleen es una famosa canción alemana cuya música fue escrita en 1937 por el compositor Norbert Schulze sobre un poema que un soldado llamado Hans Leip había escrito en 1915 durante la 1ª GM. La canción estrenada en 1939 adquirió una tremenda popularidad durante la 2ªGM, transformándose, según los países, en marcha militar, canción deportiva militar o simplemente en cántico de cuartel.

El centenario de esta catástrofe bélica me ha recordado una canción, un tango, que se escuchaba con frecuencia en la radio española hace cinco o seis décadas. Hay que señalar que los textos de algunos tangos tienen una originalidad y una expresividad únicas; muchas veces no se puede decir más con menos palabras.
El tango en cuestión se titula "Silencio" y lo canta magistralmente, Carlos Gardel.-


Y para terminar, una canción de esta época, y que además se hace referncia a ella en el libro. Se trata de Downhearrted Blues interpretad por la cálida y sugerente voz de Bessie Smith.

Nuestro agradecimiento y felicitaciones a Rafael Reina.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Más sobre la Primera Guerra Mundial

Al estallar la Primera Guerra Mundial, los territorios de lo que hoy serían la República Checa y Eslovaquia —Checoslovaquia hasta 1992— formaban parte del Imperio austrohúngaro, pero su pertenencia se debía más a cuestiones políticas que al sentimiento de identidad con los Habsburgo. De hecho, tenían más afinidad con el Imperio ruso al que muchos checos y eslovacos habían emigrado. Ya sea por demostrar su lealtad a su nueva patria o por el temor a ser encarcelados por considerarlos una quinta columna, estos emigrantes solicitaron formar su propia unidad de combate y luchar junto al ejército ruso. A su vez, el ejército astrohúngaro reclutó a checos y eslovacos para sus filas pero éstos aprovecharon los primeros enfrentamientos para rendirse ante sus hermanos que luchaban a las órdenes del zar Nicolás II. Lo que a ojos de las Potencias Centrales era una vulgar traición, a ojos de los desertores era una ocasión para debilitar a los Habsburgo y, de esta forma, colaborar en la victoria de los Aliados para conseguir su ansiada independencia y constituirse en un país. Los austríacos respondieron con una brutal represión que aumentó el sentimiento nacionalista de checos y eslovacos. A los desertores, inicialmente encarcelados en Siberia, se les permitió unirse a sus hermanos que ya luchaban con los rusos para formar la llamada Legión Checoslovaca —en 1917 llegaron a los 60.000 miembros—. Todo iba a cambiar en un abrir y cerrar de ojos… estalló la Revolución rusa.


Un invierno especialmente duro, la hambruna provocada en parte por los recursos destinados a la guerra y el hastío por un conflicto bélico del que sólo llegaban noticias de derrota tras derrota, provocaron un estallido social que llevó a la abdicación del zar Nicolás II. Alemania, consciente de la inestabilidad interior rusa, echó más leña al fuego facilitando la llegada de Lenin a Moscú, exiliado en Suiza. Al frente de los bolcheviques, Lenin consiguió llegar al poder en noviembre de 1917 e inició las conversaciones con las Potencias Centrales para sacar a Rusia de la guerra. Con la sartén por el mango y mientras duraron las conversaciones de paz, Alemania lanzó una gran ofensiva en el frente oriental, los únicos que le hicieron frente fueron los miembros de la Legión Checoslovaca. En marzo de 1918, con la firma del Tratado de Brest-Vitovsk, Rusia abandonaba la contienda y la Legión Checoslovaca se encontraba en tierra de nadie y sin un país por el que luchar. Su única opción era salir de Rusia para unirse a los Aliados en el frente occidental, pero tanto la frontera terrestre como el Báltico estaban controlados por los alemanes… sólo podían salir de Rusia por un puerto del Pacífico. Los 60.000 miembros de la Legión Checoslovaca iniciaron un largo viaje de 9.000 kilómetros hasta Vladivostok, donde embarcarían para atravesar el Pacífico, llegar hasta los EEUU y desde allí a Francia para seguir luchando. La única opción de traslado posible era el Transiberiano.
La reciente neutralidad rusa y los acuerdos firmados entre los bolcheviques y la Legión, permitieron a ésta iniciar el viaje con los únicos contratiempos propios del traslado de un contingente tan numeroso y todo el armamento que les acompañaba. Esta relativa tranquilidad no iba a durar mucho… Rusia volvió a tambalearse con una guerra civil que enfrentó al Ejército Rojobolcheviques— y al Ejército Blancocontrarrevolucionarios—. Además, los austrohúngaros reclamaban la entrega de los miembros de la Legión para fusilarlos por traidores. El miedo a que las Potencias Centrales rompiesen el tratado de paz y la necesidad de las armas que transportaba la Legión, llevaron al Ejército Rojo a asaltar el convoy. Inesperadamente, las fuerzas checoslovacas derrotaron a los bolcheviques. Conscientes de su nueva situación —en tierra hostil y solos—, trataron de asegurar su vía de escape: la línea férrea. Montaron piezas de artillería en los vagones y fueron avanzando hacia Vladivostok manteniendo el control del Transiberiano. En su esfuerzo por asegurar su camino, tomaron un tren que, para sorpresa de todos, transportaba el oro de la reserva imperial.



Terminada la Primera Guerra Mundial, comenzaron a llegar noticias a Occidente de un “ejército sin país” que trataba de salir de Rusia. Los Aliados, tan altruistas y misericordiosos, decidieron ayudarles a salir de aquella ratonera enviando tropas a Vladivostok para embarcarlos, pero la realidad de aquella misión de rescate era bien distinta: la Legión iba a ser utilizada para frenar a los bolcheviques y su revolución comunista apoyando al Ejército Blanco. Thomas Masaryk —el futuro presidente de la república de Checoslovaquia— trató de sacar provecho del sacrificio de sus compatriotas y negoció con los Aliados la independencia de sus territorios y la creación de un nuevo Estado… nacía Checoslovaquia. Con el control del Transiberiano y los territorios circundantes, los Aliados desembarcaron en Vladivostok para asegurar la ciudad y mantenerla hasta que llegase la Legión.





 Y como tantas otras veces, todo volvería a cambiar… el avance sin tregua del Ejército Rojo amenazaba con dejar atrapados a los errantes. Así que, utilizaron el oro capturado para negociar con los bolcheviques su evacuación. En 1920, todos los supervivientes de la Legión Checoslovaca —unos 40.000— habían regresado a su patria, un país que no existía cuando se embarcaron en aquella aventura. Y aquí termina la historia de este ejército sin país… casi. Se cree que de los ocho vagones capturados con oro, los checoslovacos sólo entregaron el que había en siete de ellos. El oro procedente del octavo vagón llegó hasta Checoslovaquia y sirvió para crear Legiobanka (Banco de la Legión).

domingo, 2 de noviembre de 2014

PRIMERA GUERRA MUNDIAL

Hola a todos.
Como sabéis, el tema que ocupa ahora nuestras lecturas es la Primera Guerra Mundial. Pues bien, nuestra compañera Chantal Epin, francesa de origen ha querido contribuir a la conmemoración de éste acontecimiento y como recuerdo a sus abuelos que participaron en él con un Power Point que ha elaborado ella misma.
Ya hemos tenido la oportunidad de visionarlo en nuestras reuniones y puedo asegurar que merece la pena dedicarle unos minutos de nuestro tiempo pues está muy bien documentado y realizado con una gran sensibilidad, y por eso queremos compartirlo con todos nuestros seguidores.


Nuestra enhorabuena a  Chantal. ¡Gracias!