La iglesia de San Pedro de la Nave es uno de los iconos del arte Visigodo y uno de los mejores ejemplos que aún hoy podemos seguir disfrutando. Merece la pena hacer unos cuantos kilómetros desde Zamora sólo para verla. Se encuentra en la pequeña localidad de El Campillo, en el término municipal de San Pedro de la Nave en la provincia de Zamora y fue declarada Monumento Nacional en el año 1912.
El templo data de finales del siglo VII y debió construirse entre los años 680 y 711, justo antes de la conquista musulmana, por lo que puede tratar de de una de las últimas obras de arte Visigodo.
Originariamente estuvo emplazada a orillas del río Esla, pero al construirse el embalse de Ricobayo y parta evitar que quedara sumergida bajo el agua, fue trasladada piedra a piedra a su actual ubicación, cercana a la original y exactamente con la misma orientación.
En origen, su planta fué de cruz griega, si bien luego trazaron las dos naves laterales que le confieren su aspecto final de un híbrido entre la planta basilical y la cruciforme. Posee además una estancia (7) y (8), a cada lado del Presbiterio (6). El conjunto de todo ello compone una planta rectangular de aproximadamente 16.80 m. por 11.20 m. del que sobresalen las tres capillas de la cabecera que forman el Ábside (9) que es rectangular, y las otras dos (7) y (8) en los extremos del Transepto.
El templo data de finales del siglo VII y debió construirse entre los años 680 y 711, justo antes de la conquista musulmana, por lo que puede tratar de de una de las últimas obras de arte Visigodo.
Originariamente estuvo emplazada a orillas del río Esla, pero al construirse el embalse de Ricobayo y parta evitar que quedara sumergida bajo el agua, fue trasladada piedra a piedra a su actual ubicación, cercana a la original y exactamente con la misma orientación.
En origen, su planta fué de cruz griega, si bien luego trazaron las dos naves laterales que le confieren su aspecto final de un híbrido entre la planta basilical y la cruciforme. Posee además una estancia (7) y (8), a cada lado del Presbiterio (6). El conjunto de todo ello compone una planta rectangular de aproximadamente 16.80 m. por 11.20 m. del que sobresalen las tres capillas de la cabecera que forman el Ábside (9) que es rectangular, y las otras dos (7) y (8) en los extremos del Transepto.
Tanto en su interior como en el exterior se han identificado un total de 13 Marcas de Cantería de 10 tipos diferentes. Era la forma que tenían los canteros de firmar sus trabajos.
El exterior fue realizada con sillería arenisca amarilla de talla regular, bien cortada y asentada en hiladas de gran regularidad, muy bien aparejadas sin uso de argamasa.
Dispone de contrafuertes únicamente en el primer tramo de la nave, parcialmente absorbido por los dos pórticos (4) y (5) añadidos en las fachadas norte y sur a la altura del transepto.
En la fachada noroeste, unos huecos para vigas de madera y el color de la sillería, muestran indicios de una posible estancia monacal del tipo almacén, granero, etc. que no se ha conservado.
Dispone de contrafuertes únicamente en el primer tramo de la nave, parcialmente absorbido por los dos pórticos (4) y (5) añadidos en las fachadas norte y sur a la altura del transepto.
En la fachada noroeste, unos huecos para vigas de madera y el color de la sillería, muestran indicios de una posible estancia monacal del tipo almacén, granero, etc. que no se ha conservado.
En el interior, las dos estancias (7) y (8), se comunican con el presbiterio mediante una puerta y un vano en forma de triple arco de medio punto con columnillas, estando iluminadas por dos vanos y probablemente pudieron tener funciones de celdas eremíticas, capillas, sacristía, aulas, estancias de los monjes, etc.; en la actualidad la del lado del Evangelio contiene la pila bautismal (11).
La nave central (2), como suele ser habitual, es más alta y ancha que las laterales y está separada de ellas por arcos formeros sustentados en recios pilares. En el lado de la Epístola, uno apuntado en el tramo 2 y otro de medio punto en el 3; el 4º tramo está cerrado por un muro. En la nave del Evangelio, dos arcos de medio punto cegados en el tramo 4 donde se expone el sepulcro (12) de los Santos Barqueros y otros 2 de herradura en los tramos 3 y 2.
Las cubiertas son en bovedadas de medio cañón, pero mientras las del cabecero y las de los recintos laterales se conservan en su original estructura , las de los tramos occidentales de las naves son de ladrillo volteado sobre los primitivos arranques de sillería. Los arcos son de herradura al modo visigótico. El arco frontal del ábside es también de herradura algo más cerrado y descansa sobre columnas adosadas a las jambas del hueco.
En cuanto a la decoración, es una de las más sobresalientes de la arquitectura visigoda. Pueden apreciarse dos tipos de elementos de distinta concepción y debidos a distinto artífice: un ancho friso, que se corresponde con una hilada de sillares, que muestra una sucesión de círculos con variadas figuras vegetales y animales; y los capiteles de las columnas adosadas son de una meritoria talla muy superior a la de otras obras precedentes. Exhiben escenas historiadas extraídas de la literatura bíblica, como Daniel en el foso de los leones o El sacrificio de Isaac. Sus cimacios van decorados por medio de rodelas en cuyo interior aparecen figuras de animales e incluso humanas.
En el interior de la iglesia existe además un Horlogio o reloj (10) en forma tabular que se puede hallar inscrito en la piedra de los sillares de la parte izquierda inmediatos al arco toral. Este reloj está incompleto, pero aún así, se trata de una de las joyas más importantes de la iglesia.